Sobre el aborto

El aborto ¿Es delito? ¿Es violencia?

Imagen: @ann_musa

Dilemas éticos 

En un chat de compañeros de la prepa me dejaron pensando sobre el tema. 

Y lo que me causa asombro es que la gente se moleste y se sienta agredida por que los demás no piensan como ella. Cuando nuestra razón no da para más acudimos al argumento dirigido contra el hombre, agredimos al otro, elegimos culparlo en lugar de razonar. 

¡Es tan rico hablar sobre ciertos temas! Y que se eleven emociones, que debemos controlar y dirigir al crecimiento mutuo, que el entusiasmo no se convierta en odio. Así como es maduro argumentar sobre los puntos de vista, inmaduro es querer que los otros piensen como uno y sentirse agredido por los que piensan diferente. Es sólo un juego del ego, obligar a los otros a pensar como uno quiere.

Y es que el dilema ético del aborto es tan controversial como el de la violencia justificada en defensa propia, o el castigo preventivo o la eutanasia o el querer resolver en una corta discusión si vale la pena asesinar a alguien que sabemos morirá en un mes cuando con al menos 8 de sus órganos salvaríamos a “8 personas” o les daríamos una mejor calidad de vida a “75 más”.

Por un lado escucho:

“Asesina”, quiere matar a su hijo que está en el vientre. 

“Si es producto de una violación, entonces estoy a favor del aborto”. 

Y por el otro:

“La mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo”.

“¿Criminalizar a una mujer que quiere abortar porque prefiere interrumpir el proceso de gestación en lugar de traer a la desgracia a uno nuevo ser?”. 

Lo que yo opino, y aquí mismo me encuentro en un dilema del ego, ¿a quién le importa lo que yo piense?, pero ¿qué les importa lo que yo haga o diga? Debo ocuparme de lo que depende de mí, mi evolución y el servicio, qué coños tengo que estar juzgando al otro. 

Y aunque no fue solicitada mi opinión, la otorgo ¿tal vez para alimentar sólo mi importancia personal? 

El “nada tengo que defender” lo dejo a un lado en este momento, para fanfarronear. 

Cada quién que decida lo que quiera, pero “Actúa de tal manera que la máxima de tu conducta pueda convertirse en ley universal”, como señala Kant. Esto habríamos de preguntarnos cada vez que decidamos calificar algo. 

Lo que me parece impresionante es que se tenga que seguir castigando, prolongando sólo el sistema legal de la Edad Media: “haremos que pague por su crimen”, detrás de este juicio está el odio y el deseo de venganza. 

“Esta mujer que pague por decidir abortar”, como si fuese una criminal que debe ahora pagar por su derecho a decidir. Escucho que el dilema es si el feto es ya una persona, por cierto, al respecto dedico un capítulo en mi libro de Morgana vinculándolo con lo que creen los mayas qué sucede en cada semana. Pero si al mes es persona, entonces antes puedes interrumpirlo. Un día después ya no, “es asesinato”.

Pero si lo calificamos como asesinato, sí es justificado, si fue violación, “Ahí decido yo que no es persona el nuevo ser”, me convierto en un asesino con justificación, porque me conviene, ¿estoy interrumpiendo el embarazo con justificación de Dios? ¿O todavía no?; ¿Y por qué mejor no acabamos con el origen de esto? 

Lo que no deja de causarme asombro es que sigamos sumergiéndonos en estos dilemas y nos creamos con la suficiente calidad moral de calificar y descalificar al otro, no sólo moralmente, sino judicialmente. 

¿Qué estamos haciendo mal como sociedad que sigue habiendo violadores que se creen con el derecho de poseer a otro en contra de su voluntad? ¿O asesinos a sangre fría? ¿O ladrones? 

¿Qué educación están recibiendo en casa? 

¿Qué estamos haciendo nosotros para prolongar o detener esta agonía de justicia? En el aula, en la tele, en los medios.

¿Por qué no estamos formándonos con criterio? 

Porque sí existen en la actualidad países donde las cárceles están vacías ¡Felicidades!

Pero nosotros, estamos como en la a inquisición, criminalizando a las brujas, ahora no nos mandan a la hoguera, y ya no tanto nos califican de pecadoras herejes, pero el miedo y la ignorancia siguen reinando. El pensar que las brujas son guiadas por el diablo, pecadoras que osan a actuar con libertad y decir lo que piensan sin miedo. Impía mujer que interrumpe la vida de otro, creyéndose Dios. ¿Y tú? ¿Quién te crees para juzgarla? ¿También Dios? Creo que el motor de esos juicios es envidia de la libertad del otro, egoísmo y rencor, y sobre todo, me compadezco de su sufrimiento. 

Tanto que escuchamos a diario en los medios cómo a las autoridades se les da el privilegio de dirigir a las personas, pero “Hay que aguantarse porque hay democracia”, ¡cuando no hay alguien digno que nos represente! Y concuerdo: “El pueblo siempre está bien representando”. 

Lo terrible es que alguien venga presumiendo de calidad moral cuando cuando es evidente su doble moral y lo peor, se creen tal autoridad moral con el poder de dirigir la forma de pensar, y peor aún, personas les creen y los siguen, además los justifican. 

Seguimos como en las cavernas: bruja, chairo, fifi, criminales los que tienen dinero y “compran”, malas mujeres que abrieron las piernas, ahora que paguen por ello, y hacemos a un lado ciertas preguntas cuando el 80% de los hombres abandonan a sus hijos, ¿Ellos son crimínales? ¿Quitarle el dinero a quien se lo ganó es robo? ¿No tener precauciones al tener relaciones sexuales es un delito? 

Y sólo son preguntas que me hago, no resolveremos aquí estos dilemas éticos. 

Lo que sí puedo hacer y me atrevo a sugerir es que dejemos de estar emitiendo juicios, que trabajemos con el desarrollo personal de las virtudes, que nos hagamos responsables de nosotros mismos y cuando miramos a nuestra sociedad enferma y agonizante, ridículamente ignorante en algunos sectores, si está en nuestras manos, defendamos al que no puede pelear con las suyas. Quisiera que existiera la píldora de la razón y que ejerciéramos todo eso que nos hace distintos, no puede ser que nos tengamos que comportar como animales violentos para hacer entender al otro, para detenerlo de hacernos daño, qué tristeza. Sin embargo, a veces tenemos que hacerlo, porque los mecanismos encargados de protegernos de estos individuos inconscientes y de ejercer la supuesta “justicia” están dormidos, no funcionan. Porque sí se puede disminuir el delito, a esas sociedades hay que imitar y adaptar lo bueno, no justificar nuestra perfidia rencorosa culpando a los otros y haciéndolos responsables por nuestra falta de intromisión y evasión.

Y negar que el problema existe es el colmo de la inconsciencia y estupidez, hay que hacerlo evidente, esa es nuestra obligación. 

Conocimiento con amor es la píldora que nos sacará de esta enfermedad de la ignorancia, injusticia y desigualdad.

Comentarios

Publicar un comentario

💬Deja tu comentarios.Gracias y bendiciones

Entradas populares